domingo, 26 de septiembre de 2010

Calendarios

Calendarios:

Un calendario es una sistematización del transcurso del tiempo, hecha por el hombre. La palabra Calendario proviene del término romano Calendas, que eran los primeros días de cada mes.

Esta sistematización se comenzó a hacer tempranamente, en los orígenes de la humanidad. No sólo por necesidad, sino también por las regularidades que presenta el cielo. Podemos imaginar, sin demasiado esfuerzo, el asombro que transmitiría la sucesión continua de períodos de luz y oscuridad, así como también la Luna al cambiar su aspecto y volver al mismo cada determinado tiempo.

Surgen de esa observación los calendarios solares y lunares.

Según algunos historiadores, la primera referencia literaria al día, noche, mes y año, proviene del poema Gilgamesh, escrito en caracteres cuneiformes y que narra las míticas aventuras de este príncipe de la ciudad sumeria de Uruk, que vivió sobre el año 2750 a. de C. La escritura la habían inventado los sumerios alrededor del 3300 a. de C., en lo que hoy es Irak.

Los antiguos pueblos agricultores necesitaban enormemente de conocer las regularidades del clima, para saber cuando sembrar y cuando estar preparados para esperar las cosechas

La luna presenta regularidades cada 29 días, y cada doce lunas la naturaleza presenta otras regularidades, por lo que es casi natural representar los años por doce meses de 30 días cada uno. Esto nos lleva a tener un año de 360 días.

Los antiguos pueblos de la Mesopotamia, en el Asia Menor, ya conocían las bondades de tener un sistema sexagesimal de medida, el cual cuenta con la ventaja de tener más divisores que un sistema decimal. Por lo cual, probablemente, dividieron a los días en doce horas, para el día, y otras doce para la noche.

Estas horas las dividieron, a su vez, en períodos de 60 minutos cada una. De todas maneras la explicación del porqué de esta división en el sistema sexagesimal no es del todo conocida y existen varias hipótesis.

La división de los minutos en segundos es muy posterior, en China se construyó un reloj con un error de 100 segundos por día en el siglo XI y los relojes europeos marcaban sólo las horas, hasta el siglo XIII. Hubo que esperar hasta 1656 para que Huygens inventara el reloj de péndulo en el que se marca el segundo.

De todas maneras muchos pueblos de la antigüedad, incluidos los pueblos americanos por supuesto, sabían que el año debía durar algo más de 360 días, incluso contemplaban la necesidad de agregar un día más cada cuatro años.

El Calendario civil egipcio:

El calendario civil u oficial egipcio es el primer calendario solar del que se tiene noticia. El pueblo egipcio era un pueblo esencialmente agrícola, muy pendiente de la inundación anual del Nilo, pero, como veremos, el calendario civil no es apto para propósitos agrícolas. En cualquier caso lo que sí parece cierto es que el origen del calendario no fue astronómico sino agrícola. Mientras otros pueblos, como el babilónico, se interesaron por la observación astronómica, fijando la duración de un año según los astros, el pueblo egipcio lo hizo fijándola según la inundación del Nilo, su fuente de vida.

El calendario oficial o civil constaba de 365 días divididos en 12 meses de 30 días cada uno, a los que añadían cinco más, conocidos como epagómenos. Estos 5 días eran los dedicados a los nacimientos de Osiris, Horus, Seth, Isis y Neftis, por ser los días en los que la diosa Nut pudo dar a luz a sus hijos, después de la maldición de Ra y que ya aparecen atestiguados en el Reino Antiguo, tanto en inscripciones de tumbas como en los Textos de las Pirámides.

Los meses se agrupaban en estaciones, cada una de las cuales constaba de 4 meses, de 3 semanas de 10 días cada uno. Estas semanas denominadas décadas eran llamadas primera, mediana y última. Las estaciones eran: la estación de la inundación, el invierno o germinación y el verano o calor, también conocida como estación de la “deficiencia” por la falta de agua en el Nilo. Los egipcios no empleaban el nombre de los meses en sus escritos, sino que solían usar el número de mes: "Día 7 del tercer mes de la inundación" por ejemplo

A estos meses se les añadían, tras el último día de Mesore, los 5 días epagómenos.

Este era el calendario impreciso o civil. Comenzaba con el amanecer helíaco de Sotis. Sotis fue el nombre dado a la estrella Sirio. Así el año empezaba cuando Sirio aparecía por el horizonte en el momento de la salida del sol. Este fenómeno, conocido como salida helíaca de Sotis, se producía en torno al inicio de la inundación anual, y equivale aproximadamente, en la latitud de Menfis, al 19 de julio del año juliano o en torno al 20 de junio de nuestro calendario.

El año Sótico (de Sotis), contaba entonces con 360 días, lo cual no coincidía exactamente con las observaciones. Los sacerdotes conocían el desfase, pero no corregían el calendario Civil, con lo cual eran ellos, solamente, quienes podía predecir con exactitud las crecidas del Nilo. En el reverso del papiro médico Ebers (Universidad de Leipzig) aparece un calendario en el que se aprecia claramente el registro del desfase entre el año civil y el astronómico y se sitúa el inicio del año en el mes tres de la estación de shemu (verano) frente al primer mes de la estación ajet (o estación de inundación).

El Calendario Romano:

El original calendario romano, introducido hacia el siglo VII AC, en la fundación de Roma, tenía 10 meses con 304 días en un año que comenzaba en Marzo. Al tener el año en este calendario una duración tan diferente de lo que debiera ser, las estaciones no se repetían en las mismas fechas de un año para otro, sino que se repetían con periodicidad de un lustro. Cinco años “estacionales” (o trópicos) se correspondían muy aproximadamente con seis años de 304 días, ya que el intervalo de tiempo transcurrido era de 1824 días, lo que dividiendo entre la duración del año trópico (365,24219 días) resulta 4,9939 (aproximadamente 5).

Dos meses más, Enero y Febrero, fueron añadidos posteriormente también en el siglo VII AC, durante el reinado del rey Numa Pompilio (715 -673 AC), que fue el segundo rey de Roma, ya que reinó después de Rómulo.

La denominación de los meses, por orden, luego de la reforma era:

  • Martius: en honor a Marte, padre de los fundadores de Roma, Rómulo y Remo, y al que se dedicó el primer mes del año, (del calendario anterior).
  • Aprilis: consagrado a Venus, Apru en etrusco. Otra teoría se refiere a la llegada de la primavera, estación en que se abren (aperire) las flores.
  • Maius: titularidad discutida, ya que algunos afirman que estaba dedicado a la madre de Mercurio, la diosa Maya, que se encargaba de la fertilidad agrícola, mientras otros lo atribuyen a la veneración de los antepasados, los Maiores.
  • Iunius: consagrado a Juno (Ivno) diosa de la maternidad. También existe otra posible dedicación a los descendientes, los Iunores.
  • Quintilis: llamado así por ser el quinto mes. A la muerte de Julio César pasó a llamarse Iulius en su honor, por ser el mes de su nacimiento.
  • Sextilis: mes sexto. Se dedicó posteriormente a Octavio Augusto y recibió el nombre de Augustus, pero esto fue luego de la reforma Juliana, como veremos más adelante.
  • September: mes séptimo
  • October: mes octavo
  • November: mes noveno
  • December: mes décimo
  • Ianuarius: en honor a Jano, dios de los comienzos y finales.
  • Februarius: dedicado a Februus (más conocido por el nombre de Plutón), dios de las ceremonias de purificación que se llevaban a cabo en este mes para expiar las culpas y faltas cometidas a lo largo del año que acababa, y para comenzar el nuevo con buenos augurios.

De todas maneras el calendario romano primitivo no era exacto, por lo que los pontífices o sacerdotes proclamaban el primer día de cada mes las Calendas, e intercalaban un mes cuando el calendario lo exigía por haberse retrasado. En muchas ocasiones se hacía esta corrección sin ningún cuidado y a veces ocurría que los funcionarios romanos acomodaban el calendario al capricho de los gobernantes, que añadían y restaban no sólo días, sino también meses para alargar o abreviar los periodos de las magistraturas. Como consecuencia de estas irregularidades, el calendario llegó a desajustarse a tal punto que el comienzo del invierno señalaba el de la primavera.


El Calendario Juliano:

Para la época de Julio César los errores del calendario romano eran insostenibles, y el emperador tomó la decisión de modificar, y corregir, el calendario de modo que todo el imperio tuviera una sistematización de las fechas uniforme. La reforma, hizo de enero el primer mes del año y entró en vigor el 1 de ese mes del año 45 AC, un año antes de morir asesinado, contó con el asesoramiento del astrónomo Alejandrino Sosígenes, quien logró un calendario con un error de menos de un segundo al día (unos 11 minutos al año).

En contraposición de esa exactitud, hubo que hacer un año extremadamente inexacto. El año de la reforma Juliana tuvo 15 meses, con dos meses intercalados entre Noviembre y Diciembre y otro en febrero, y 445 días, ya que se corrigió el retraso de tres meses que tenía el calendario anterior. Por esto ese año se lo llama “año de la confusión”, pese a que ayudó a contribuir, justamente, a terminar con la confusión de fechas de ese momento.

El calendario romano estaba basado en el calendario solar egipcio, distinto al calendario civil que vimos anteriormente. Este contaba con 365,25 días, con lo cual era necesario agregarle un día más, naciendo allí los años bisiestos. El nombre bisiesto viene por que el día que se agregaba era el 24 de febrero, el sexto día antes de marzo (recordemos que marzo era el primer mes) y se le llamaba ante diem bis-sextum kalendas martias, es decir “día doble seis días antes del comienzo de marzo.

En honor de César se dio el nombre de Julius al mes Quintilis. Después del asesinato de César, una falsa interpretación del sistema hizo que el día intercalar de febrero se añadiera cada tres años en lugar de cada cuatro. El sucesor de César, Augusto, corrigió el error acumulado omitiendo el día intercalar durante tres años bisiestos consecutivos y restableciéndolo en el año 8 de nuestra Era, que marca el inicio del sistema actual de años bisiestos. El Senado romano cambió el nombre del mes Sextilis por el de Augustus. Se estableció que el primer mes del año sería Enero.

El calendario Gregoriano:

Si bien el Calendario Juliano vino a arreglar muchos de los errores que tenían los calendarios anteriores y era extremadamente preciso, para los instrumentos de medición de la época, no era exacto. Esto hacía que, con el transcurrir de los años, siglos y milenios, esos 11 minutos y 14 segundos que tenía el calendario con el año trópico el error se acumulase, a razón de un día cada 128 años.

Así, para el año 1477 el equinoccio de primavera, del hemisferio norte, sucedió el 11 de marzo, según el calendario.

En esos años era la Iglesia quien ostentaba la suma del conocimiento, cómo lo habían hecho los sacerdotes egipcios en la antigüedad, por ejemplo. La Iglesia estaba preocupada por cómo los errores del calendario afectaba a la celebración de ciertas fiestas religiosas movibles, en especial la Pascua de Resurrección, que el Concilio de Nicea (355 DC) había dispuesto que se celebrase en el domingo siguiente al plenilunio posterior del equinoccio de primavera.

Fue el Papa Gregorio XIII, quien nombró una comisión encargada de revisar el Calendario para que la Pascua siguiera coincidiendo con el principio de la primavera boreal.

Los encargados de la comisión fueron Luigi Lilio Ghiraldi (1519-1576), también conocido como Aloysius Lilius, un médico de Verona quien ideó el nuevo sistema, y Cristóbal Clavius (1537-1612) astrónomo y matemático famoso de la época, a quien el mismísimo Galileo había solicitado su aval para sus propias observaciones astronómicas.

La comisión toma como correctas las Tablas Alfonsíes, de Alfonso X de Castilla, donde se determinaba que el año duraba 365 días 5 horas 49 minutos y 16 segundos y en ellas se basa.

La reforma se acepta el 14 de Septiembre de 1580 y se adopta en octubre de 1582. Se estableció allí el 1 de enero como comienzo de año y se le restaron 10 días al mes de Octubre, del jueves 4 de Octubre, del viejo calendario, se pasó al viernes 15 de Octubre, del nuevo.

Para hacer coincidir el año con un número entero de días se requieren ajustes periódicos cada cierta cantidad de años. De la regla general del bisiesto cada cuatro años, se exceptuad los años múltiplos de 100, excepción que a su vez tiene otra excepción, la de los años múltiplos de 400, que sí son bisiestos. La nueva norma de los años bisiestos se formuló del siguiente modo: la duración básica del año es de 365 días; pero serán bisiestos (es decir tendrán 366 días) aquellos años cuyas dos últimas cifras son divisibles por 4, exceptuando los múltiplos de 100 (1700, 1800, 1900...), de los que se exceptúan a su vez aquellos que también sean divisibles por 400 (1600, 2000, 2400...). El calendario gregoriano ajusta a 365,2425 días la duración del año, lo que deja una diferencia de 0,000300926 días o 26 segundos al año de error. Este error se acumula hasta llegar a un día cada 3300 años.

La reforma del calendario se adoptó rápidamente en todo el mundo cristiano, pero llevó distintos tiempos su aceptación en otros lugares, así Turquía adoptó el Calendario Gregoriano en 1917; Grecia y la Iglesia Griega Ortodoxa, en 1923. Rusia, después de haberlo adoptado inicialmente en 1918 y de haber probado durante el periodo 1923-40 diversos otros calendarios, terminó adoptándolo en 1940. Antes de la Revolución Bolchevique que dio lugar al nacimiento de la Unión Soviética, se utilizaba en Rusia el Calendario Juliano, por lo que dicha Revolución se llamó la Revolución de Octubre, ya que tuvo lugar los días Martes 24 y Miércoles 25 de Octubre de 1917 según el Calendario Juliano, que se corresponden con los días Martes 6 y Miércoles 7 de Noviembre de 1917 en el Calendario Gregoriano. De haber estado en vigor el Calendario Gregoriano en Rusia en aquella época, se hubiera llamado la Revolución de Noviembre.

Suecia y Finlandia (que cuando fue conquistada por Rusia tuvo que adoptar en cierto grado el calendario juliano): en el año 1700 se decidió cancelar los días bisiestos durante cuarenta años, lo que lograría acumular los 10 días que faltaban. Ese año se cumplió, pero no en los bisiestos 1704 y 1708 (no se sabe por qué). Por lo tanto en esa década sus fechas no coincidían con ningún otro país (ya sea que tuviera calendario gregoriano o juliano). Más tarde, en 1712 decidieron que volverían al calendario juliano agregando un día (un "30 de febrero") al año bisiesto 1712. Cuarenta años después decidieron hacer el cambio drástico normal: el jueves 1 de marzo de 1753 vino después del miércoles 17 de febrero.

Otros Calendarios

El Calendario Judío:

El calendario civil judío, establecido en su forma actual desde el año 359 DC corresponde al tipo lunisolar, pero es más complicado, y cuenta sus años desde el 3761 AC. Tiene años regulares de 354 días distribuidos en 12 meses de 29 y 30 días alternativamente, años defectuosos de 353 días y años perfectos o abundantes de 355 días. Sus años bisiestos, que se repiten siete veces durante un ciclo de 19 años, tienen 383, 384 o 385 días. Los 30 días que se añaden comprenden un día adicional en el mes de Adar y un décimo tercer mes intercalar de 29 días.


El Calendario Musulmán:

Se inicia con la héjira o huida de Mahoma de la Meca. Sus años son lunares y no guardan relación con las estaciones; 34 de estos años equivalen aproximadamente a 33 del Calendario Gregoriano. El año consta de 12 meses que tienen alternativamente 29 y 30 días. Para que el calendario sea exactamente lunar, un ciclo de 30 años mahometanos comprende 11 años bisiestos que constan de 355 días, con el último mes de 30 días, y 19 años de 354 días con un mes final de 29 días.

Calendarios americanos:

El primer calendario que se conoce en América es el de los antiguos aztecas mexicanos, que lo derivaron, a través de los toltecas, del calendario maya.

Esculpido en roca, es conocido como la Piedra del Sol o Piedra del Calendario Azteca. Tiene 1 m de espesor y 3,5 m de longitud con un peso de 24 toneladas.

Grabado en 1479, las observaciones astronómicas en que se basa deben haberse iniciado alrededor del año 1000 AC. Este calendario, notable por los profundos conocimientos astronómicos que supone en sus creadores, así como por su exactitud y simetría. Carecía de años bisiestos y se basaba en un año de 365 días dividido en 18 períodos, que hoy llamaríamos meses, de 20 días cada uno, a los que se añadía al final del año un periodo adicional de 5 días.

Lo mismo que los mayas, los aztecas también se dedicaron al estudio de la Astronomía como ciencia de carácter religioso, con el fin de establecer su complicado calendario.

Aparte de éstos, los demás pueblos americanos tuvieron un calendario muy primitivo, cuya base se hallaba en los meses y años lunares, con algunas compensaciones entre los calendarios de los pieles rojas y los peruanos.

En general, la observación de la época se hizo por la del florecimiento de las plantas, si bien hay muestras de observación de la altura del Sol entre los peruanos y araucanos.

Pero indudablemente los calendarios Aztecas y Maya superaron con mucho a los de los demás pueblos de la América originaria.

Calendario Chino:

El Calendario Chino es lunisolar. Consta de doce lunaciones, es decir meses lunares, lo que da un total de 353 o 355 días, para lo cual es necesario agregar cada tres años un año embolismal, esto es un año con 13 meses lunares y que tiene entre 383 y 385 días.

Tiene, también, ciclos de doce años, asociados a animales que los distinguen, Rata, Toro, Tigre, Liebre, Dragón, Serpiente, Caballo, Oveja, Mono, Gallo, Perro y Cerdo.

Hay quienes asocian características de personalidad en los seres humanos a estos ciclos, al igual como se hace con el zodíaco occidental.

No se sabe exactamente el origen de este calendario, pero es muy antiguo. Algunos suponen que comenzó a usarse alrededor del 2600 AC, y otros hacia el 1300 AC que es cuando se tienen los primeros registros escritos.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Coordenadas

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De la misma forma que podemos ubicar un punto en una esfera, por ejemplo en la Tierra, dados algunos elementos conocidos por todos los observadores, podemos ubicar un astro en la esfera celeste.

Coordenadas Horizontales:

En las llamadas coordenadas Horizontales, los elementos característicos, que deben ser conocidos por todos son:

· Plano Fundamental: el plano del horizonte del lugar

· Eje principal: la vertical del lugar con su polo principal el cenit

· Semimeridiano de origen: el semimeridiano del lugar que pasa por el punto cardinal Sur.

Con estos datos el Azimut y la Altura de un astro nos dan su ubicación.

La altura está descripta más arriba.

El Azimut es el ángulo sobre el horizonte formado por el pie de la vertical de lugar y el polo Sur.

Existe otro dato que es el complemento de la altura, respecto al Zenit del lugar, que se llama Distancia Cenital.

Recordemos que la altura es un ángulo formado por la visual hacia el astro con el horizonte. Ese ángulo tiene cómo complemento, otro que se forma con la visual hacia el astro y la vertical del lugar. Ese ángulo es la Distancia Cenital. Observar que, cómo otras veces, “distancia” aquí es sinónimo de un ángulo.

A estas coordenadas se les dicen “locales”, puesto que son distintas para cada punto de la Tierra, o para cada observador.

Coordenadas Uranográficas:

En estas coordenadas, también llamadas ecuatoriales, los elementos necesarios son:

  • Plano fundamental: el plano ecuatorial, tomando como origen para medir sus arcos al Equinoccio de otoño o punto Aries (γ)
  • Eje principal: línea de los polos con su polo principal en el Polo Sur.
  • Semimeridiano de origen: el meridiano que pasa por el punto γ.

Con estos datos la Ascensión Recta y la Declinación nos dan la ubicación de un astro.

Este tipo de coordenadas son absolutas, puesto que la Ascensión Recta y la Declinación de un astro son, para un instante dado, constantes e independientes del lugar de observación.

En rigor de verdad, el punto Vernal está animado de un pequeño movimiento en sentido retrógrado, por lo que resulta que la Ascensión Recta de las estrellas sufre un pequeño aumento anual. En algunas tablas esté pequeño aumento está registrado, pero se puede despreciar, puesto que es mínimo.



Coordenadas Eclípticas:

En estas coordenadas los elementos característicos son:

· Plano fundamental: el plano de la eclíptica, tomando como origen para medir sus ángulos el punto γ

· Eje principal: el diámetro perpendicular a la eclíptica, con su polo principal el Polo Sur.

· Semimeridiano de origen: el que pasa por el punto γ y el eje de la eclíptica


Con estos datos, la Longitud Celeste y la Latitud Celeste nos dan la ubicación de un astro.

La Longitud Celeste es el ángulo que está formado por la semirrecta que tiene origen en el observador y contiene al punto Vernal y la semirrecta de origen en el observador y pasa por el pie de la altura del astro (en rojo en el gráfico). Este ángulo puede medir de 0º a 360º.

La Latitud Celeste es el ángulo que forma la visual dirigida al astro en cuestión con el plano de la eclíptica. Sus valores van de 0º a 90º o bien de 0º a -90º.

También se trata de un tipo de coordenadas absolutas, puesto que los elementos fundamentales no dependen del observador.